Un conductor del Sistema Integrado de Transporte de Bogotá (SITP) fue señalado de estar en estado de embriaguez tras un procedimiento policial que quedó grabado en video. Sin embargo, horas después se confirmó que el operador en realidad sufrió una descompensación causada por su condición médica. El hecho ocurrió el pasado domingo 21 de septiembre, mientras el conductor de la empresa Masivo Capital S.A.S. cubría la ruta GA507. En las imágenes se observa a la Policía solicitándole descender del vehículo por supuesta embriaguez, debido a su dificultad para hablar y bajar del bus.
Posteriormente, compañeros del operador aclararon que el hombre es diabético insulinodependiente y que lo sucedido se trató de un episodio de hipoglicemia, no de consumo de alcohol. “Él no estaba embriagado, tuvo una baja de azúcar durante el recorrido. Afortunadamente no pasó nada grave”, explicó uno de sus colegas.
La empresa Masivo Capital también desmintió los señalamientos, precisando que la prueba de alcoholemia practicada al conductor resultó negativa. “Lo ocurrido corresponde a una descompensación hormonal derivada de su condición médica. Pedimos empatía y responsabilidad para evitar juicios que generen desinformación y estigmatización”, señaló la compañía en un comunicado. El caso reabre el debate sobre la importancia de atender síntomas médicos a tiempo en profesiones de alta responsabilidad y de actuar con prudencia antes de difundir acusaciones en redes sociales.
En mi opinión, lo más preocupante de este caso es la manera en que la Policía actuó: un operativo improvisado y sin verificación previa, que terminó señalando públicamente a un trabajador de estar borracho cuando en realidad estaba enfrentando una crisis médica. Realmente parecía más un caso de juzgamiento sin haber preguntado, donde la prepotencia de los uniformados se notó demasiado y, nuevamente, esto deja bajo el nombre de la institución la impresión de actuar de manera irresponsable. Casos como este evidencian la necesidad de un mayor profesionalismo y humanidad en la actuación policial. Un error así no solo afecta la dignidad de la persona involucrada, sino que también puede generar desinformación y daños irreparables a su reputación.
