Un presidente de colegio en la ONU: Petro convierte su discurso en un ring contra Trump

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Más que un estadista, Gustavo Petro parece el presidente de un colegio que juega a la política en escenarios donde se requiere diplomacia. Su intervención en la Asamblea General de la ONU dejó un discurso improvisado, cargado de ataques personales y contradicciones, más cercano al espectáculo que a la estrategia internacional.

Contradicciones y absurdos

Petro criticó la política antidrogas de Estados Unidos y recordó la descertificación de Colombia:

“Hablo ante ustedes como un presidente descertificado por el mismo Trump, sin que él tuviera ningún derecho a hacerlo, ni humano, ni divino, y sin razón mental. He cambiado la fracasada y violenta guerra contra las drogas”.

Y es que, en efecto, Petro es descertificado: no solo por Estados Unidos, sino por muchos colombianos que ven cómo gobierna más como un improvisado que como un estadista. Su papel parece el de un títere del señor Armando Benedetti.

Resulta igualmente absurdo que un presidente que pretende hablar de la lucha contra el narcotráfico sea señalado por sus propios excesos con alcohol y drogas. Todos recordamos aquel episodio en un avión, donde su cuerpo de seguridad tuvo que limpiar literalmente las consecuencias de sus hábitos.

Otra contradicción evidente es que hable de la lucha contra la violencia mientras deja entrever que su intención es involucrarse en conflictos externos para “proteger” a Venezuela. Como si Colombia no tuviera suficientes problemas internos que atender antes de meterse en los de otros países.

La salida de EE. UU.

Cuando Petro acusó a políticos colombianos ligados a la mafia de masacres y los señaló como aliados de Trump, el delegado permanente de EE. UU., Mike Waltz, se levantó y abandonó el recinto, evidenciando el choque diplomático que provocaron sus palabras.

Reflexión final

Como colombiano, es imposible no ver que Petro convirtió la ONU en un ring político personal. Es absurdo que un presidente que habla de Colombia en la lucha contra el narcotráfico sea, en esencia, un guerrillero más.

Los colombianos no necesitamos un presidente guerrillero ni un presidente que meta al país en conflictos ajenos; necesitamos un estadista que defienda los intereses de Colombia con seriedad y proyecte respeto internacional.

Y, finalmente, quiero pedir disculpas a las personas que se retiraron del recinto durante su intervención. Hasta yo, siendo colombiano, al escuchar tantas barrabasadas, me habría levantado y me habría ido de inmediato.

NOTA POR: NICOLAS BERNAL

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